Devaneos de una pequeña exploradora amateur fuera de su hábitat original

sábado, 27 de abril de 2013

Diario de una babysitter en Old Town

Que pasa!!

Creo que ya es hora de explicar donde exactamente vivo y que leches hago aquí para pasar el tiempo, aparte de daros la vara con los pedazo tochos que escribo, creyéndome erudita al más puro estilo Pérez-Reverte. 



La casa de mis tíos está situada en el estado de Virginia, en una ciudad llamada Alexandria, que está más o menos a 10 minutos en coche de Washington DC. Yo a Alexandria no la considero una ciudad, y no por su tamaño, que tiene el doble de habitantes que Pontevedra, si no porque solo tiene una "zona vieja". Lo demás son vecindarios llenos de casitas distintas, con sus jardines, coles y guarderias intercalados, y algún polígono lleno de tiendas enormes suelto por en medio. Por las noches, a partir de las 9, cuando oscurece, los vecindarios están más muertos que el Fary, y no hay mucha luz, por lo que si te estás dando una vuelta y te coge el toro, puedes recordar todos esos sucesos que alguna vez escuchaste y la voz de tu madre retumbar en tu cabeza. "Tranquila cariño, eso solo pasa en Norteamérica". Glups.


El caso es que la "zona vieja" llamada Old Town, es preciosa. Tiene un puerto que por la noche está lleno de lucecitas y da gusto comer un helado sentado en uno de sus bancos. Está lleno de tiendas curiosas en los bajos de sus casitas de colores, de diferentes tamaños, todas pegadas entre sí. Tenemos desde boutiques, hasta mi tienda favorita "Ross, dress for less", que es un tremendo store donde puedes encontrar cosas de primeras marcas pasadas de temporada a precio más barato que la ropa de Inditex. Vamos, que siempre que camino hasta Old Town, el Ross es mi parada obligatoria "para ver si encuentro algo". Y nunca falla. 

A mi tía se le ocurrió poner un anuncio hace unas semanas en la red que tienen en el vecindario, para ver si alguien necesitaba de una super psicóloga joven, española y experimentada en niños para cuidar de sus queridos hijos en ocasiones especiales, y no he parado de recibir mails desde entonces. Y ahí es cuando entras en el maravilloso mundo de las familias americanas, sus costumbres y caserones. Una de las familias para las que trabajo tiene 3 preciosos hijos y una sala de cine en el sótano de su humilde morada. Cuando me la enseñaron, con sus butacas con reposa-bebidas y el pedazo pantallón que ni los cines del centro comercial gran vía, recordé aquel momento en que mi padre trajo una tele plana de 32" y lo felices que toda la familia fuimos. Y cuando conseguimos el cable que conecta el pc con la tele ni te cuento. Pues ahí estaba la niña de 6 años sentada en el sillón, enseñandome las gafas 3D y eligiendo cual de las últimas películas que estaban en taquilla quería ver esa noche, y cuales permitían que la butaca vibrase. Jesús.

Hay una diferencia entre cuidar niños y cuidar niñas. Cuando cuidas niños sabes que si lo das todo, vas a sufrir dolor físico y puede que acabes llena de moratones  por todos lados, porque los niños siempre quieren jugar a cosas como Monster Track, que es coger camiones y estamparlos contra lo que sea, la pared, el sofá o si es tu cuerpo mejor, o al pilla pilla, y no controlan su fuerza y si apuntan bien puedes ver las estrellas a veces. Y cuando cuidas a niñas, al contrario. Sabes que vas a tener una tranquila velada y a experimentar dolor psicológico  y del bueno. Las niñas te escanean en cuanto entras por la puerta de arriba abajo y ponen a trabajar su infernal cabecita para ponerte en toda clase de aprietos. Desde preguntas como "¿porque tienes esa voz tan así?" - "¿tan así como?" - "Como si estuvieras enferma o fueras tonta". Tu pokerface lo dice todo y la niña ataca de nuevo, cual interrogatorio del FBI, a placajes consistentes y sin miedo en perfecto inglés "¿por qué tienes tantas pulseras?" -"porque me las han regalado"-"quienes?"- "mis amigos"- "tu novio?" - "No, mis amigos"- ¿Por qué no estás casada?"- "Porque soy muy joven" "No, eres muy vieja, deberías estar casada, ¿porque no lo estás?". NO LO SÉ, VALE niña de los cojones?? te voy a tirar una de tus barbies por la ventana a ver si vas tú detrás. Pero en vez de eso sonríes y le dices que te gusta su pelo, así que se pone muy contenta y te pregunta si puede peinar el tuyo y pintarte las uñas. Y piensas que si en el futuro te toca una hija mujer, o la ahogas en el río o la llamas Pepe a ver si cuela. 


Pero lo bueno viene cuando por fin tras mil quinientos cuentos y promesas de premios por buen comportamiento o amenazas por todo lo contrario, caen dormidos. Ahí es cuando te quedas en una casa desconocida en silencio, y por lo general con un perro labrador custodiador. Te dedicas a ver las fotos familiares y a deducir que rol familiar ocupa cada una de las caras desconocidas que te encuentras, y a deducir la historia de amor que tuvieron sus padres y te sientas en un sillón a esperar. Y entonces te das cuenta, miras al perro y después al teléfono. ¿No es así como empiezan todas las pelis de Scream? Y si ahora recibo una llamada de un tío loco(que aún por encima no voy a entender porque el inglés telefónico aún no lo controlo) que me está mirando por encima del sofá escondido en algún rincón de esta gigante casa?. Y ves que el perro te responde con un ladrido y que tu casi infartas del susto. Gracias a dios, es cierto que los americanos disponen de una excelente colección de cuchillos afilados en la encimera, y una puerta trasera que siempre está abierta, así que dices, malo será que no me haga un spring que ni Forrest Gump calle abajo y el tío loco no me persiga porque con la máscara y eso no puede ver. Pero, y si de tanto correr, apareces en el barrio donde se crío Eminem o algún tipo malote y justo das a la cancha donde todos se reúnen a jugar al basket por no estar asesinando jóvenes españolas por ahí? Justo cuando estás pensando en qué cuchillo llevar contigo durante la carrera, aparecen los queridos padres, te pagan y te llevan a casa. Y tu respiras tranquila. Hasta la próxima tío loco de Scream. Y para todo el que me lo pregunte, no, os aseguro que no me he fumado nada escribiendo esto.

Deica loguiño!

lunes, 22 de abril de 2013

Historias neoyorkinas para no dormir

Ha sido un fin de semana muy intenso por la gran manzana.

Nada más bajar del bus me impresionó enormemente la ciudad entera. No podía dejar de mirar hacia arriba, había muchísima gente caminando hacia todos lados, saliendo de las inmensas tiendas, todos con muchas prisas, cámaras de fotos, maletines, bolsas, de todo. Y claro, como yo soy nula y me oriento peor que un pulpo en un garaje, no fui capaz de encontrar a donde tenía que llegar y anduve media hora caminando con la maleta en sentido contrario pasando avenidas y calles con un montón de gente cruzándose  Me recordó a aquel videoclip llamado "Bitter Sweet Simphony" en el que iba un tío todo jefazo caminando por todo el centro de la calle chocándose con todo el mundo con el que se cruzaba.











La verdad, de todos los sitios en los que he estado, esta ha sido la ciudad que más me impresionado. No sé si por el tamaño de los inmensos rascacielos, el ritmo de vida o todos los espectáculos que dan en la calle. Una pasada. Pero bueno, el sábado la verdad que fue un día para recordar.

El sábado me pasé todo el día de turismo solitario, avalanzándome contra la gente como un león para que me hiciera fotos. Los había muy ocupados, los había que se asustaban, y también majetes que te las hacían, y he de decir, que mi niño de 4 años y medio, hace mejores fotos que esa personas, que no sacaban el paisaje con el que me quería sacar la foto o que me cortaban la mitad del cuerpo. En fin, solo puedo salvar 3 o 4 fotos en las que salga yo de todo el viaje

El caso es que a primera hora del día me perfumé en el Sephora más grande que vi nunca en la quinta avenida, y creo que eso atrajo a los tíos más raros de toda esta ciudad. El primer sujeto, era el que vendía pizzas en un pequeño sitio, que me preguntó si era de Venezuela. Y tras elegir la pizza me intentó colar que me la dejaba a 1 dolar por "ser tan bonita" cuando había una cartel en la puerta de tamaño póster que ponía PIZZA 1$. En fin, el tipo en cuestión me pidió el numero para ir a dar una vuelta por ahí, llamó a todos los de la cocina para que salieran a mirarme y yo me escapé mientras pude de ese cuchitril infernal de salidos que parecían no haber visto una mujer en años.
Con mi querido trozo de pizza me fui a sentar a un banco del Bryant Park, un parque modernisimo que tiene wi-fi público y hasta enchufes que salen de entre las hojas del césped cual Pokémon, para cargar lo que tu quieras. Así que allí me estacioné y al poco rato apareció un yonki con una "lágrima" tatuada debajo del ojo y una caja de cartón con una chocolatina dentro. Me quise hacer la que no entiende ni papa y le hablé en castellano, con tan mala suerte que el tío tenía madre colombiana, por lo cual se le daba mejor contestarme en mi idioma natal que en inglés. Y de ahí el tío no paró de hablar y me contó su vida al completo, hasta que me pidió el numero para invitarme a cenar. Vale, ahí es cuando pensé, ¿Qué clase de yonki te invita a cenar cuando supuestamente está vendiendo chocolatinas para pagarse el mono? Pues un yonki de New York por supuesto. Lo de compartir jeringuilla no me cundía mucho para esa noche, así que le dije que no gracias, y el tío me intentó vender la chocolatina como pudo. La verdad es que quería que se pirase ya porque estaba hasta las narices así que le di algo que tenía suelto y el tío se levantó corriendo. Yo le pregunté ¿y la chocolatina? y me dijo, "no es que la chocolatina...eh...la chocolatina vale 10 dolares chao guapa colombiana, y se esfumó". Yo me quedé con pokerface, y más tras volver a escuchar lo de latina por segunda vez en el día, y ni me imaginaba que lo bueno aún estaba por llegar...


Por la noche estuve en una fiesta de españoles, en el patio del piso de uno de ellos, cerca del Times Square,(impresionante de día y aún más de noche) y después cogimos mil metros para llegar hasta la zona de marcha de ese día, Williamsburg en Brooklyn. Fuimos a unos sitios muy muy chulos, el Richlane Bar y el Union Pool. La gente, la música y el precio de la cerveza (2 x 5$) era totalmente de mi gusto así que se puede decir que lo di ALL. La única pega que le vi fue que a las 3 y media de la mañana, en todo el apogeo de la noche, el último bareto cierra y aparecen 5 tíos con linternas que nos echan como si fueramos ganado, les faltaba llevar una porra y golpearnos con ella, por lo que me vi inmersa en medio de una estampida a lo Jumanji. Por lo cual no quedaba más remedio que meternos en el metro de vuelta a casa, y aquí viene la historia del tercer sujeto loco. En el andén, (y tras casi perder la visa porque dos policias nos cachasen la birra a un colega y a mi, nos pidieran documentación y nos dejasen por pena y asco seguir nuestro camino), se me sentó un chaval borrachisimo y me echó el brazo por encima. Miré a mis colegas y les pregunté qué significaba ese momento, pero no me pudieron contestar porque estaban muertos de la risa. Le quite el brazo al tipo y se lo coloqué encima de su pierna, por lo cual decidió que estaría más cómodo colocandolo encima de la mía  Le volví a quitar la mano al tipo, y este siguió con lo suyo, a volver a ponerme el brazo encima. Para mas inri el tío estaba acatarrado, o qué sé yo así que hacía unos ruidos infernales con la nariz, la cual me pegaba casi a la cara, por lo tanto mis colegas no podían dejar de vacilarme entre risas que le ofreciese un vips vaporub porque seguro que el sujeto lo estaba pasando muy mal. Finalmente un alma caritativa se levantó y me cedió su sitio, para sentarse él en mio, (porque llega a ser por mis colegas y ya muero allí entre los mocos y las manitas del tío mientras ellos infartan de la risa) y desde aquí se lo agradezco eternamente con un ramo de rosas y 4 velas. 
Para rematar ya la noche, de camino a casa no podía casi caminar de las ganas de ir a baño que tenía, la cervezas ingeridas se hacían notar, por lo cual o buscaba un baño URGENTEMENTE o reventaba allí mismo. Encontramos un Mcdonalds abierto (ciertamente esta es la ciudad que nunca duerme) y cuando vi el baño fui más feliz que Jose Coronado y sus yogures. Para mi sorpresa cuando iba a cerrar la puerta del baño se me coló una francesa con un vestido con el cual se le podía ver hasta el alma y un pedo que ni alfredo. A mi es que ya me daba igual, y disfrute de mi momento con el water mientras ella me contaba su vida al completo. Luego en vez de sentarse a hacer pis literalmente se desplomó y no había quien la levantase de allí. Finalmente conseguí salir de ese baño con francesa casi al hombro cual "Salvar al soldado Ryan" mientras mi colega era invitada por 2 negros que decía que eran raperos y que querían que bebiese el licor que tenían en la botella "licor que bebe Jay-Z, que somos raperos y entendemos". Flipante.

Y así fue como pasé un fin de semana en la gran manzana, y en la cual me di cuenta de que atraigo gringos, pero no a los caballerosos de pastizal, si no a los "creepy". Lo cual, en un momento dado, si necesito los papeles, ya sé de que recursos dispongo.

Deica loguiño!!

martes, 9 de abril de 2013

Bajo el sol de Miami

He vuelto!!!

Para quien se pensase que me había quedado siendo abanicada entre palmeras por 3 cubanos gigantes extremadamente atractivos y sin parar de beber caipirinhas y mojitos,bañada por el sol y por el agua del mar, siento decepcionarle (aunque más decepción que yo no la tiene nadie), aquí estoy de vuelta en DC!!


Han sido 9 días veraniegos en una islita situada al norte de Miami, llamada Key Biscayne, muy tranquila y bonita, con un tiempazo que ni los veranos más calurosos de Galicia. Para decir, que estoy negra chamuscada, pelando ya la espalda cual leprosa y echándome crema todo el día. La zona donde yo estaba no se diferenciaba mucho de pueblos destinados al turismo playero de España como Gandía o Sanxenxo, solo que Key Biscayne tiene palmeritas por todos lados y el agua del mar está tan calentita casi como la bañera de tu casa.



El caso es que para la única mañana que mi familia se va a visitar un super aquario lleno de animalitos, y yo me decido a abandonar mi tumbona de piscina, tan cómoda ella,y hacer turismo con mochilita con sandwich, dineros y toalla, me cae la famosa (con voz de hombre de negro) TORMENTA TROPICAAAAAL. Iba yo andando contenta por las calles de la isla, cual Heidi por los prados de su abuelo, saludando a los caminantes que me cruzaba (sí, porque aquí todo el mundo por la calle si se cruza contigo te saluda aunque no te haya visto en su vida), apreciando la fauna y la flora del camino,cuando una nube negra se acerca y empiezan a caer gotas.


De repente veo a gente correr histérica a refugiarse bajo techo y gente que se monta en su coche y se pira. Y yo pienso, bo, siendo gallega unas gotas me van a asustar a mi? o carallo! y me meto en un frondoso y verde parque lleno de palmeritas bonitas. MALDITA LA HORA en la que me crei Breogán, porque me cayó un chaparrón que ni en mis 24 años viviendo en Galicia. Lo peor de todo esto es que hacía un calor, que podías freír un huevo en la carretera, y la lluvia que caía casi te quemaba la piel. Y de repente me vi sola y abandonada, debajo de una palmera (luego pensé que podría haber sido abatida por un coco mortal), mojada de los pies a la cabeza, sin una chancla (porque empecé a correr y me quedó en medio de la carretera) y con la calle completamente desierta. Para más inri pasa un camión con un negro simpático dentro que me saluda gritando partiéndose de risa. Y pensé, bueno, estas tormentas tropicales no deben durar mucho, será mejor esperar. Pero tras 45 minutos sin dejar de llover y ya con la piel a punto de caerse a rebanadas, me comí 30 minutos de vuelta al hotel pensando que odiaba Miami, sus tormentas tropicales del carajo, sus palmeras y sus negros burlones camioneros.

Y nada más alucinante me pasó. Fueron días de relax, con mis primos eléctricos todo el día. No he podido conocer la fiesta, pero por aquí dicen que es parecido a Ibiza. South beach está genial para pasearte por sus calles llenas de bares a lo años 50, y entre ellas está la famosa casa de Versace, donde susodicho fue asesinado. Hay también una isla "Star Island" que es donde los famoso como Madonna o Andy Garcia tienes sus casa, que más que casas son palacios, con sus puertos y sus yates privados. Vamos, que dan ganas de irte a Los Angeles a ver si te descubre un cazatalentos, que te meta en una serie tipo Gossip Girl, liarte con un guaperas del reparto y que te monte el pedazo caserón por todo lo alto. Debería empezar a planteármelo.

Deica loguiño!!